Hola, queris.
Hace un año que empecé a leer el libro más bonito, más emocionante, más duro... el libro más importante de mi vida.
Hace un año me plantaba en el hospital de Albacete emocionada, ¡teníamos cinco embriones! También pasé por una transferencia dolorosa -lo que me avisaba, sin darme cuenta, de cómo sería el parto sin duda-. Tras una sucesión de tensiones de todo tipo, por fin estaba conmigo, nuestro pequeño embrioncito. Nuestro pequeño LeBron.
(Toda la historia la tenéis en entradas anteriores.)
Hace un año empezaba un camino largo y duro, que ni Ulises habría pensado. Desde ese mismo momento, comenzó una época de cambios -no solo físicos- que siguen a día de hoy y por los que me doy las gracias cada día (sí, yo me doy las gracias a mí, ya sabéis lo consciente que soy de que los cambios y metas que conseguimos solo son nuestro trabajo y algo de lo que estar orgullosos de nosotros mismos).
A lo mejor el empezar a quererme de una forma real y natural que no había experimentado antes comenzó hace algo más de un año, pero no mucho más. Desde ese momento, me valoro a mí misma por encima de todas las cosas y os lo recomiendo muchísimo. Claro, en enero vino a mi vida otra cosita y ya me valoro por encima de todas las cosas menos una, if you know what I mean.
La verdad que para mí el embarazo en sí fue un viaje placentero. Ya os comenté en una entrada anterior que no tuve casi síntomas y que, los pocos que tuve, aprendí a llevarlos bien. A veces incluso echo de menos mi barriga, sobre todo cuando me cruzo con alguna embarazada. Entonces me la vuelvo a acariciar como cuando yo también estaba embarazada aunque ahora no encuentro ese barrigón terso y firme si no esta barrigota fofa y flácida pero da igual, porque la miro a ella y, de verdad, que todo se olvida.
No obstante, sí diré que hace un año comencé un viaje para el que no nos preparan. El miedo, la angustia, las dudas... todos estos sentimientos te comen cuando piensas en lo que estás haciendo, ¿lo estás haciendo bien? Ya te digo yo que muy probablemente sí pero que mucha gente no te va a dejar que lo pienses así. Si quieres hacer algo que se salga de lo socialmente establecido, ¡buena suerte!
Muchas veces me he planteado escribir aquí sobre mi posparto inmediato, porque fue un absoluto infierno, todo para que a vosotras no os pueda pasar algo similar pero, por otra parte, es una cosa tan dolorosa que quizás no esté preparada para contarlo. Os diré que ante cualquier problema que tengáis, por favor, pedid ayuda. Yo conté con una matrona y una enfermera (de Emma) maravillosas. Dos pedazo de profesionales que ponen el bienestar de los papás por encima de todo lo demás, que para eso son los que tienen que estar bien para cuidar a los peques que acaban de traer al mundo.
No me voy a quedar en este punto ahora que estoy celebrando que hace un año que Emma está conmigo. Vamos a pasar a cosas más bonitas...
Como el hecho de que desde las primeras semanas yo ya sabía que iba a ser una niña. A ver, esto suena al cuento de la vieja y a historias para no dormir, pero ya me ha pasado muchas veces en mi vida y esta fue otra de ellas. Tuve una visión a medio camino entre el sueño y la vi perfecta y exactamente cómo ella nació. Creedlo o no, me da igual, es así. Y mira que yo no soy muy de misticismos pero, ¿qué le voy a hacer?
Aún no he terminado de contar mi parto pero no puedo evitar cerrar este post con ese momento que cambió mi vida para siempre, más que la transferencia o el test de embarazo positivo. Ese momento en el paritorio en el que salió de mí y se hizo el silencio más absoluto (no real, solo para mí, imagino), cuando empecé a ver todo a cámara lenta y los segundos pasaron a ser minutos. Cuando Emma lloró por primera vez y el corazón me latió con fuerza y comencé a llorar mientras daba las gracias a todo el equipo que me había atendido.
Siempre había celebrado este día de forma especial porque es el día en el que sentía que celebraba la vida de todos mis amigos, mis libros, y agradecía a cada autor que había pasado por mis manos. Hoy lo celebro dando las gracias a la Ciencia y a esos maravillosos profesionales que hicieron posible que hoy tenga algo más que celebrar.
Feliz Día del Libro a todos :)
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